Padre Migrante: An act of faith, Migration – Un acto de fe, la migración
Un acto de fe: la migración
Las imágenes de personas que huyen de persecuciones, guerras, disturbios políticos, terremotos, huracanes e incendios muestran la desesperación de las personas que buscan refugio en otros países más seguros y libres. Como estas imágenes se ven en las televisiones de todo el mundo, la gente ve los factores de “empuje” de la migración global en la actualidad. Los medios públicos también pueden explicar la migración en los factores de “atracción” de las oportunidades económicas, la libertad y la estabilidad de las naciones receptoras. Mientras caminaba con los migrantes, la migración es mucho más que desafíos y oportunidades. Durante los próximos días, el Padre Migrante considera la virtud migrante.
En la publicación de ayer, Pompeyo y Elia amplían dramáticamente la comprensión de la migración. La migración no es una decisión o experiencia única. Es una decisión por la vida. Si bien la experiencia de la migración tiene lugar en un momento del tiempo, es solo el comienzo de una nueva vida para la persona de fe. Mientras Pompeyo y Elia se desplazaban por el país en busca de trabajo, su vida cambiaba continuamente. Hubo alegrías, angustias y desarrollos de gracia. La decisión de trasladar a toda la familia de regreso a México después de las Primeras Comuniones de siete niños no fue un acto de desesperación o un acto de renunciar a un sueño. Fue un acto de fe que Dios continuaría bendiciendo, protegiendo y guiando a esta familia.
Entender la migración como un acto de fe no es un concepto nuevo para las personas de fe judía o cristiana. “Mi padre era un arameo errante” (Dt. 26: 5). Esta identificación de los descendientes de Abraham en Deuteronomio era un recordatorio para antigua comunidad judía de sus raíces como pueblo migratorio. La migración es una realidad global que desafía a los líderes del mundo de la política, la economía, la justicia social, la educación y la religión. En migraciones pasadas, el viaje fue difícil, pero hubo pocos obstáculos regulatorios una vez que llegaron los migrantes. Los migrantes se encontraron con diferentes climas, diferentes culturas, diferentes dietas y conflictos con los pueblos locales, pero a menudo había tierra, oportunidades e incluso, a veces, eran bienvenidos en su nuevo hogar.
El entorno político e incluso eclesial de hoy no logra entrar en la profunda reflexión necesaria para responder adecuadamente a los desafíos que enfrenta el mundo en este período de migración global. El Papa Benedicto XVI escribió que, como resultado de la migración masiva, “estamos ante un fenómeno social que marca época, que requiere una fuerte y clarividente política de cooperación internacional para afrontarlo debidamente” (Caritas en Veritate, 62, 29 de junio, 2009). No podemos simplemente abordar esta migración global sin caminar con los migrantes y los inmigrantes en su viaje de fe.
Para las reflexiones de los próximos tres días, los invito a considerar tres temas del Capítulo 4 de mi libro, La Fe del Migrante:
- La elección de migrar y el lugar de la migración en la historia judeocristiana.
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La Iglesia Católica en América
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La migración global y la Iglesia Católica en los Estados Unidos
An act of faith: Migration
The images of people fleeing persecution, war, political unrest, earthquakes, hurricanes and fires show the desperation of people seeking refuge in other countries that are more secure and free. As these images are today seen on televisions over the world, people see the “push” factors for global migration today. Public media may also explain migration in the “pull” factors of economic opportunity, freedom and stability of the receiving nations. As I have walked with migrants, there is much more to migration than hardship and opportunity. For the next few days, Padre Migrante considers migrant virtue.
In yesterday’s story, Pompeyo and Elia dramatically enlarge my understanding of migration. Migration is not a one-time decision or experience. It is a lifetime decision. While the experience of migration takes place in a moment in time, it is only the beginning of new life for a person of faith. As they moved around the country in search of work, life continually changed around them. There were joys, heartaches and developments of grace. The decision to move the entire family back to Mexico after the First Communions of seven children was not an act of desperation or an act of giving up on a dream. It was an act of faith that God would continue to bless, protect and guide this family.
Understanding Migration as an act of faith is not a new concept for people of Jewish or Christian faith. “My father was a wandering Aramean” (Deut 26:5). This identification of the descendants of Abraham in Deuteronomy was a reminder for the early Jewish community of their roots as migratory people. Migration is a global reality that challenges leaders in the world of politics, economics, social justice, education and religion. In past migrations, the journey was difficult, but there were few regulatory obstacles once migrants arrived. Migrants encountered different climates, different cultures, different diet, and conflicts with the local peoples, but there was often land, opportunity and even at times, they were welcomed in their new home.
The political and even ecclesial environment today fails to enter the profound reflection needed in order to respond appropriately to the challenges that the world faces in this period of Global migration. Pope Benedict XVI wrote that as a result of mass migration “we are facing a social phenomenon of epoch-making proportions that requires bold, forward looking policies of international cooperation if it is to be handled effectively” (Caritas in veritate, 62, June 29, 2009). We cannot simply address this global migration without walking with migrants and immigrants on their journey of faith.
For the next three days reflections, I invite you to consider three themes from Chapter 4 of my book, Migrant Faith:
- Choosing to migrate and the place of Migration in Judeo-Christian history.
- The Catholic Church in America
- Global migration and the Catholic Church in the United States
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.